Hace poco más de una década, Bolivia era uno de esos pocos países, que no contaban con espacio marítimo y entre tantos adagios populares, nació uno que a manera de broma, se utilizaba a quién no se encontraba.
Emular a una gaviota en Bolivia, eso es al parecer, lo que desde hace mucho tiempo Jaime Iván Kaviedes Llorenty hace.
La historia de Iván es muy divulgada, huérfano de padres, a la corta edad de 6 años, hijo único pues perdió a dos hermanos pos-parto, criado por sus abuelos, gente humilde de la hoy provincia de Santo Domingo. Antes de llegar a la secundaria se trasladó a Guayaquil, allí inició su carrera profesional defendiendo los colores de Emelec.
En el puerto principal culminó con dificultad la secundaria y pasó a ser jugador con prontitud del Peruggia italiano, vistió la camiseta del Valladolid, del Porto, del Crystal Palace, del Puebla y de Argentinos Jrs. antes de su regreso a Ecuador, donde vistió la camiseta de Barcelona, Nacional, Deportivo Quito, LDU y hoy por hoy, de Macará de Ambato, mientras dure.
Hablar del "Nine" suena simple, pero es complejo, alguna vez el jugador dijo, sereno como de costumbre,
La historia de Iván es muy divulgada, huérfano de padres, a la corta edad de 6 años, hijo único pues perdió a dos hermanos pos-parto, criado por sus abuelos, gente humilde de la hoy provincia de Santo Domingo. Antes de llegar a la secundaria se trasladó a Guayaquil, allí inició su carrera profesional defendiendo los colores de Emelec.
En el puerto principal culminó con dificultad la secundaria y pasó a ser jugador con prontitud del Peruggia italiano, vistió la camiseta del Valladolid, del Porto, del Crystal Palace, del Puebla y de Argentinos Jrs. antes de su regreso a Ecuador, donde vistió la camiseta de Barcelona, Nacional, Deportivo Quito, LDU y hoy por hoy, de Macará de Ambato, mientras dure.
Hablar del "Nine" suena simple, pero es complejo, alguna vez el jugador dijo, sereno como de costumbre,
"No quiero que me recuerden por cuantas veces me caí, sino por cuantas veces me levanté"Difícil es sin duda lograrlo, pero tampoco habrá duda de que ha tenido más glorias que caídas.
El pasado sábado 28 de agosto, Jaime Iván volvió a fallar a su palabra, "hasta cuando padre Almeida", titulaba una reconocida página deportiva del país, en referencia a una antigua leyenda quiteña, que ojalá remita al mismo fin en cuanto al "Nine". Jaime Iván no se acercó a los entrenamiento y tampoco debutó frente a la U. Católica en el marco del campeonato nacional. Eso obligaría al club celeste a hacer uso de la clausula que permitir rescindir de su contrato si reincide en faltas disciplinarias. La página del jugador solo envia a una cuenta de twitter con una "noticia rápida" que dice que el jugador tuvo una recaída en su enfermedad, como si la situación no ameritase al menos algo más que una noticia rápida.
Pocos dudarán de su gran capacidad como jugador, pocos habrán olvidado ese gol marcado en el arco sur del Olímpico Atahualpa en el 2001, que nos llevó a nuestra primera cita mundialista, pero eso no es suficiente, porque lo del cuento del lobo tiene un fin, uno cruel y despiadado, este parece ser sin duda, el final de la carrera de Jaime Iván, un profesional, que cambio el profesionalismo por la diversión y algo más, el final de un jugador que todavía deja en la retina los recuerdos de un crack, el final de hombre humilde pero errante, el final de un profesional que no se aferró al profesionalismo y que hoy está, Más perdido que gaviota en Bolivia.