Veredictofutbol

Estamos en reconstrucción, esta presentación es temporal.

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Posted by Luis Fernando Borrero - -


El 30 de diciembre de 1980 se dio el puntapié inicial a uno de los acontecimientos futbolísticos más sui géneris de la historia del balompié: la Copa de Oro o Mundialito, que reunió a los, hasta ese entonces, ganadores de las distintas ediciones de las Copas del Mundo. Recordaré que a ese año, habían ganado Brasil (3 veces), Uruguay (2 veces), Italia (2 veces), Alemania Federal (2 veces), Inglaterra (1 vez) y Argentina (1 vez). Por tanto, esas seis selecciones fueron invitadas por la FIFA a disputar un torneo que celebraría los 50 años de la creación de la Copa del Mundo, a efectuarse en el país que vio nacer a los Mundiales de Fútbol: Uruguay. Inglaterra declinó la invitación a participar por motivos concretos: había fallado en clasificar a los Mundiales de 1974 y 1978, y había tenido una nueva decepción en la Eurocopa del 80, en Italia, finalizando tercera en su grupo con un triunfo (ante España), un empate (ante Bélgica) y una derrota (ante Italia). Esta ausencia fue suplida por Holanda, el equipo que había terminado en segundo lugar en los dos últimos mundiales. Así, los grupos se estructuraron de la siguiente manera: Holanda, Italia y Uruguay, en el grupo A, y Brasil, Argentina y Alemania Federal en el grupo B.

El partido inaugural lo celebraron el local Uruguay contra la invitada Holanda, que venía en un proceso de recambio pues las figuras de la "Naranja Mecánica", Cruyff, Rensembrink, Neeskens, Rep, Krol, habían ya concretado su retiro de la selección holandesa. Uruguay, por su parte, presentaba lo mejor que tenía para entonces: un conjunto formado con la columna vertebral del Nacional de Montevideo, campeón de la Copa Libertadores de ese año, que aportaba al portero Rodolfo Rodríguez, a los defensas Moreira y De León, al volante Eduardo De la Peña, y a los atacantes Julio César Morales y Waldemar Victorino, que anduvo en los últimos años de su dilatada carrera por nuestro país y que además fue el goleador del torneo con tres anotaciones. Uruguay derrotó 2-0 a Holanda. El otro equipo de este grupo, Italia, trajo a América un equipo con muchas de las figuras que dos años más tarde, le darían la tercera estrella mundial, extrañando de ellos al eterno Dino Zoff, Paolo Rossi (que estaba suspendido por la federación italiana por participar en el arreglo de partidos por apuestas), y por ahí a Franco Causio que la rompía en el "Calcio". Uruguay se impuso a Italia 2-0 y clasificó a la final, mientras que Italia y Holanda empataron 1-1.

El otro grupo rompió fuentes el primer día del año 1981, cuando Argentina y Alemania Federal midieron fuerzas. Este encuentro marcó el debut de Diego Maradona en la selección argentina de mayores en partidos oficiales de la FIFA; Argentina era el campeón mundial reinante y sustituía, de la alineación que obtuvo el título en 1978, a Houseman por Maradona y a Ortiz por Ramón Díaz, los dos referentes de las juveniles gauchas que ganaron el Mundial Juvenil de 1979. Alemania Federal traía por su parte un grupo muy homogéneo, con jugadores que venían siendo inamovibles desde el campeonato de 1974, como Kaltz, Bonhof y Magath, y las estrellas de esos momentos, Rummenigge, Hrubesch o Briegel. Argentina dio vuelta a ese partido en los últimos seis minutos, después de ir perdiéndolo desde el final del primer tiempo, y lo ganó 2-1. Brasil llevó un equipo en el que faltaba su principal figura: Zico. A eso se sumaba los graves problemas que los cariocas presentaban en el arco, pues desde la salida de Leao, no encontraban el sustituto natural en el arco, y no se consolidaban los acompañantes de Sócrates en la delantera. Sin embargo era un equipo muy peligroso que tenía un mounstruo en Toninho Cerezo, un par de zagueros centrales de estupendas ejecutorias, Oscar y Luizinho, y un hacedor de fútbol en Sócrates. Brasil y Argentina empataron 1-1 y finalmente, Brasil derrotó 4-1 a Alemania Federal y se clasificó para jugar el partido final con el anfitrión.

La final se desarrolló en el mítico Centenario de Montevideo el 10 de enero de 1981; bajo el arbitraje del austriaco Linemayer, en un partido con un segundo tiempo vibrante y emotivo, Uruguay derrotó a Brasil por 2 a 1, con goles de Barrios y Victorino. La celeste se volvía a vestir de gloria ante su público, como siempre que ha disputado torneos oficiales en su casa. En esa selección charrúa aún no pintaban esos genios como Francescoli, Pato Aguilera, Antonio Alzamendi, Wilmar Cabrera, Saralegui, o el "Polilla" Da Silva. Pero... ¡qué garra que pusieron! Ese corazón que siempre caracteriza a los charrúas, y que los ha convertido en leyendas, en ejemplos de pundonor y amor por su celeste del alma. Figuras que regaron su sangre en las canchas, a las que había que sacarles medio muertos para que dejen un partido. Ese Uruguay que volví a ver en el Mundial de Sudáfrica, donde se vio la hombría y entrega enorme de Diego Pérez y del peladito Egidio Arévalo Ríos; el corazón de Lugano y Godín, el derroche y sacrificio de Fucile y Cavani, las pelotas de Abreu y la sangre del líder, el Mariscal Forlán.

La segunda edición de esta Copa de Oro de la FIFA está prevista para el 2030, cuando se celebren los 100 años de la primera Copa del Mundo. Para ese entonces, se habrán sumado al menos dos selecciones más: Francia y España. Si se la juega en Uruguay, le apuesto al local. ¿Y usted?